El bruxismo es un hábito involuntario que provoca que las personas aprieten y contraigan la mandíbula fuertemente, haciendo rechinar los dientes sin ningún objetivo funcional.

El tratamiento para el bruxismo con bótox consiste en la infiltración de toxina botulínica en los músculos maseteros con el objetivo de relajarlos y poder eliminar la fuerza excesiva que realizan a diario.

Es un tratamiento ambulatorio y poco invasivo. El paciente será sometido a una evaluación estética integral, donde la doctora Natalia Elejalde evaluarán su caso y estimarán cuántas unidades de bótox se utilizarán según sus necesidades.